Me encanta leer tu reflexión. Me juntaste varias caras de una
misma realidad que debo apurar de un solo golpe.
Partiendo de tu síntesis en la que afirmas que el observador
debe salirse del marco tradicional para vivenciar un objeto ya sea que ese
objeto esté en movimiento, me lleva a indicar o a exponer algunas de mis ideas
sobre este tema. El observador nunca “ha-hemos” aprendido a sabernos
esencialmente movimiento puro, solo desde ese sentir el objeto y el sujeto
podríamos hacernos uno con las diferentes (la diferenciación en la unicidad es
hablar de un “el mismo”) condensaciones de la energía que, por instantes (el
instante-eternidad, mirado desde su cualidad de movimiento continuo) hacen el
campo o atalaya desde donde se miran A, B, C, hasta N, sean infinitos puntos
ocupando sin desplazar, el lugar del otro, simultáneamente.
Más adelante hablas de la ciencia pura, y me digo, ¿qué es la
ciencia pura? ¿la de las fórmulas? ¿la de los sonidos y silencios formulados?
es decir, ¿la música en su expresión más sublime?
El viajero es y no es él mismo, es siempre cambiante. El
observador y lo observado son uno, lo cual garantiza la interiorización del uno
por el otro, el conocimiento de uno en y por el otro (ese cuadrado y su fómula
se adentran con todas sus aristas, con sus vértices, con su espacio pleno y
vacío dentro y por fuerta de él mismo y del que lo observa…). Presiento que los
planos de realidad son infinitos a la vez que Uno, con múltiples caras
interconectadas, no hay independencia de ninguno, no se puede hacer la
disección de uno de ellos sin la presencia diseccionada y diseccionante de los
otros planos. Subrayando de tu texto, “el cuadrado con la visión que su cerebro
le muestra así sea, que los puntos que lo conforman... se ondulen...”, pues sí
que se ondulan los puntos dentro y afuera del cuadrado, porque en ese
movimiento continuo que es él, de su Ser y Estar, donde lo único estático es el
movimiento constante, Lo Absoluto por excelencia.
Vectorizando…
Un verdadero tejido lo que las dos exponemos, una tensa la
urdimbre, la otra teje la trama, convergencia nuestra en tantísimos puntos
aunque lo digamos de formas tan distintas. Lo más patente es lo que se refiere
a la “vectorización” sobre la cual escribía hace apenas un poco más de veinte
días:
vectores todos
nacidos del mismo cero
origen de lo denso y lo sutil
del movimiento y la quietud
del todo y la nada
almr.- oct 16, 2015
noviembre 7, 2015
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