EL SILENCIO ES CÓMPLICE
En mi casa aprendí de mis mayores
que, "el silencio es cómplice". En tantas familias por no haber
enseñado ese valor se ha dado desde el estupro y demás violaciones. Es en la
familia que se aprende a hablar en el momento justo. La condición de paracos,
de fuerzas militares, de guerrillas, de clero, de padre o madre, de abuelos, de
tíos o tías, primos, etc., no tiene que ser razón para callar, para no hacer el
escándalo. Qué es lo que indican hoy en día en todos los países, "no
rotundo al silencio". Las intimidades voluntarias, la condición sexual de
las personas, no es lo que se cuestiona, es el delito por abuso, por violación,
por tráfico de personas, sea cual sea el que comete la falta.
No quiero olvidar otra frase que
también repetían los que fueron criados en la época oscurantista —época que,
creíamos no se había prolongado en el tiempo—, y dice así, "el escándalo
es el que mata"... pues claro, cómo iban a contar los abusos y violaciones
con semejante tapón de boca, si los violadores estaban entre el clero, los
maestros y las personas más cercanas de la familia, incluidos el padre mismo de
las víctimas indefensas.
Ana Lucía Montoya Rendón
febrero 18, 2016
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