Que todos vamos por la vida creyendo que cada uno es dueño de
la Razón Absoluta.
Somos todos, aproximadamente siete mil millones de razones
enredadas, sea por política, por religión que, en resumen, son los ejes desde
donde se fundamentan las ideas mercantilistas del mundo, comenzando por los
"diezmos y primicias", pues los líderes hacen creer a sus mansos
seguidores que la felicidad tiene cara de auto útimo modelo, de cirugía
plástica, de crucero, de multinivel, etc. Unos dicen de otros, malditos
capitalistas y los de la acera del enfrente replican, desgraciados populistas,
otros dicen, ilusos monjes, y así, imparables, notando la paja en el ojo ajeno
sin mirar que, no importa caminar por los bordes o por el centro ni que cada
uno escoja caminos tendidos o escarpados pues llegar a la cima y plantar
bandera, se logra desde todos los puntos cardinales. Bueno será el día en que
veamos esa cima coronada por miles de millones de banderas sonriendo, felices y
libres, cara al viento...
Cada noticia o comentario de odio que encontramos
diariamente, anega en llanto el alma del Universo, hace aproximar a velocidades
fantásticas el exterminio por sí misma, de la raza humana. No puedo evitarlo,
debería evitarlo, pero ¡duele el alma! y duele más cuando todo el mundo dice
del otro, que miente, todo el mundo dice que lo que expresan los contrarios es
nada más que un montaje... ¡un montaje! cuando hoy, a través de la tecnología
conocemos tantos hechos inmediatamente acontecen.
Ana Lucía Montoya Rendón
nov 10. 2015
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