Hemos sentido muchas veces que los
pies nos pesan, que ya no podremos ir hacia ningún lado y, eso duele; hemos sentido
que la lengua nos pesa y no podremos expresar siquiera un "ay" y eso
también duele, sin embargo, el verdadero
dolor se manifiesta cuando, aun sabiendo que tenemos alas, a voluntad nos quedamos
trancados dentro de una eterna muerte que hemos convertido en casa propia.
almr.-
marzo 4, 2016
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