— “Por favor, Señor, protégeme de
todo tipo de creencias, buenas o malas…”
— ¿Señor, Señora?... ¿Eh? ¿Están
allí? ¿Me oyeron? ¿Cómo son sus rostros, sus casas, sus gustos… “sus
creencias”?
… … …
Hay personas que bendicen el
alimento y luego van y se sirven abusivamente de la inocencia de los niños y
las niñas, de los bienes ajenos, de los bienes del Estado (“papá Estado”… la
patria potestad más dolorosa que existe, o ¿será dolosa?) etc. Estas personas
creen también en los tantísimos códigos sociales que existen y, durante
milenios, con la bendición de los mismos y de las clases privilegiadas (¿quién
les ha dado privilegios? acertijo sin resolver… ), han devastado territorios y
personas… Realmente “creo” (inevitable zafarme la rémora de alguna creencia),
que la historia de la humanidad es una sarta de bromas. ¿Qué nos queda
entonces? Diariamente, sonreír o reír abiertamente, cerrar los ojos, abrir el
corazón y callar.
Ana Lucía Montoya Rendón
Marzo 7, 2016
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