nada... nada... así...

explícame tu voz

desmenuza tu acento

dibújame tu alma

concrétame los que ves allá

vacíate... vacíate

almr.-


Tiemblo de dicha ante todas las imágenes de la Matria, me arroba lo bendito de su vientre... Patria... Patria... es duda... es una palabra continente de himnos, escudos, banderas y arrodillados... y desmanes. La Madre no quiere siervos sino libertades... la Madre es la Nación, es carne y huesos, y mamas llenitas de miel y leche, tiene llanto de alegría y miradas de ternura.

Almr.-

sustantivo abstracto: Inteligencia…

muy abstracto: Riqueza…

y más que abstracto… Valores

gracioso significado de inteligencia concreta = $

el más universal y concreto de los sustantivos: Pobreza.

Almr.-


domingo, 13 de marzo de 2016

SAN VALENTÍN (ABUNDANCIAS O TRUQUITOS DE MI MADRE)



En la mayoría de las personas existe una necesidad inherente de festejar.  En la medida que nos volvemos más y más gregarios, más celebraciones quedan instituidas; la mayoría de las veces son conmemoraciones patrióticas o sociales que han sido extendidas por todo el mundo, al punto que, todos los días del año suenan bombos y platillos para celebrar más de un evento: que por la Vida, por las ánimas, los niños, por el padre y la madre, por las mascotas, la Paz, por la Amistad y la Alegría, por el agua, por el cielo, por el infierno, por los ángeles y demonios… y, todos, desde nuestras ventanas, ondeamos muy aconductados la bandera o el banderín de turno y... pues... eso no es ni bueno ni malo, sobre todo, si no llega al punto de meterse en los bolsillos y el presupuesto de cada uno de nosotros.



Aunque he sido reacia a este tipo de “bullas”, hoy me uniré a los festejos, recordando con amor algunas costumbres de mi madre.



ABUNDANCIAS O TRUQUITOS DE MI MADRE



1.

Fue paciente y hábil costurera. De arrumes de delantales desechados, traídos del colegio de las monjas —piezas que desbarataba cuidado—, diseñaba y luego cosía con miles de puntadas amorosas, alegrías, vestiditos y piyamas para la inocencia sonrosada de aquellas cinco picardías.

               

2.

En una olla sin fondo y con unos pocos ajos, cocía potajes. Sus ollas parecían de caucho blando, no importaba cuántos comensales le llegaran de improviso, siempre había un puesto listo para cada uno, en su mesa. El “secreto” de su abundancia se le zafaba algunas veces de manera espontánea cuando decía muy contenta, — ¡siquiera llegaste a tiempo, aún no he destapado la olla y puedo echarle más agüita!—. Así, los aromas de los alimentos cocidos con amor y a fuego lento, se mezclaban con el apetito alegre de todos.



3.

Exprimía limones para preparar el aderezo de las ensaladas, con las cáscaras despercudía sus manos y codos, además, endurecía sus uñas que cuidaba con mucho esmero.



Hacía huevos batidos, luego limpiaba de las cáscaras los restos de claras, las aplicaba en su cara para atezar la piel y la sonrisa.



4.

Cuando ella era muy joven, allá en la finca donde vivieron  por temporadas largas (aquella casa donde nacimos tantos), a pleno sol lavaba la ropa de la casa pero cubría la cabeza con un sombrero de ala ancha para cuidar su cara, también protegía lo terso de sus brazos con camisas de manga larga. Era dulcemente vanidosa. He oído a algunas de mis primas decir que no sabían cómo, haciendo tantas tareas en la casa, mantuviera tan hermosas su piel, las manos y las uñas.



Estas son algunos de las  muchas marcas indelebles que nos dejaste, amada maestra.



Ana Lucía Montoya Rendón

febrero 14 , 2016

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Bienvenida aquí, tu huella.