Energúmeno gritó el espejo:
—¡Todo puede ser fisgado por la puerta de atrás…! Y,
ahogándose en su propia voz, continuó, —Bruja, dime quién es más bello, ¿tú o
yo?
Y la bruja, hirviendo de vanidad, le contestó:
—No serás tú, idiota, y menos si observaras detenidamente lo
simplón de tus espaldas.
—¡Aaaaanaznam al y ,sonane sol ,sevein acnalb ,ajurb ,út
sotidlam secev lim!—, con voz airada y rota en mil pedazos, por postrera vez,
gritó el espejo.
Ana Lucía Montoya Rendón
dic 17, 2015
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