Cuando la paz sea de nuestras mismas carne y hueso, con
leche, miel y sangre tolerante corriendo por las venas, podremos decir de
verdad que hemos conocido la Libertad y nos hemos fundido en ella, con ella...
¡Bah! Bla… bla… bla…
Demagogos ondeamos banderitas dizque libertarias y cantamos
himnos y lloramos de dicha ante estos símbolos… Histriónicos miramos la sangre
derramada, los abusos a inocentes e indefensos, el hambre, la desnudez, la sed
de millones de congéneres; de dientes para afuera decimos no a la guerra, no a
las injusticias, no a esos males que aquejan al mundo, cacaraqueamos todo esto
y mucho más durante milésimas de segundo para, al instante siguiente, como
expertos o enajenados, comentar notas faranduleras de último momento … ¡Qué
remedo de dolientes!
Ana Lucía Montoya Rendón
nov 16, 2015
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