1.
no muestran sus rostros pero
adivino sus voces… son sus siluetas como de fantasmas y, sus gritos, no
traspasaron los muros del tiempo, solo reverenciaron unos pocos trozos de pan y
con eso quedaron felices esperando algún jefe con cara de rayo de sol
2.
cada vez que hay luna llena mi
aullido reventado no es de celo sino por las penas que sufren los hijos de los
hijos de mis hijos Y, lo digo en
presente porque, sufrir hoy sin sanar o sin querer sanar, es quedarse
hibernando a través de los genes
3.
trato de usar compresas que
desinflamen sesgos en mi ser, quiero
ponerlas también sobre las penas de otros, sobre todo, quiero que, juntos,
desinflamemos el odio de las voces…
4.
muchas veces quisiera cantar en
fresa y rosa pero hay un dique que ataja mis suspiros… ¿cómo hacerlo sin que me
sienta ciega y sorda?
5.
soy mi celda, mi propio reo, yugo
aceptado libremente, balcón desde donde solo me queda observar la inocencia de
los vuelos y los cantos de las aves, el paso lento o rápido de las nubes, sobre
todo, entornar los ojos para ver la belleza de cada atardecer que, para muchos,
pasa inadvertido pero que cada día me emocionan tanto, como si fuera la primera
vez
6.
quiero morir el día que la
realidad se haya convertido en horizonte, día lujurioso de imparable cópula de
cielos y mares… si ese día jamás existiera, pues será mejor morir ahora
Ana Lucía Montoya Rendón
marzo 9, 2016
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