No había mirado que, por los días de principio de año, una y
otra vez se me aparecen imágenes y hechos ocurridos allá, en esa tierra que me
vio nacer...
DE BORRAJA TRISTE LA MIRADA DE LAS VÍSPERAS
cuántos soles azules le brillaron en los ojos
durante cuántos brillos parpadeó risas chiquitas
y melados de caña y recuerdos de viajes
de recuas
de cargas y de trochas
y ardores de besos no besados
¡qué silente la sequía de su llanto!
¡qué sueños rotos por su próxima partida!
óleo sagrado el galopito de los niños
inocente réquiem aquel viejo estribillo
¡opa caballo que va pa’Belén!
sobre su vientre liso
insistente lo perseguía la amenaza de esa sombra…
sus ojos de borraja y silencios
mirada que remontaba las vísperas del duelo
y un taburete recostado en el dolor de sus espaldas
del lejano campanario adivinaba el próximo doblar a muerto
de un tajo lo durmieron con los ojos muy abiertos
esos infames hinchos de aguardiente y tabaco
de balas negras y filo de cuchillos
le remataron con tristeza la tristeza
y las matas de café también lloraron
desde aquel día la madre y los sábados
fueron marcha de luto
—su herida abierta—
la carita sonrosada de los niños
Ana Lucía Montoya Rendón-
feb 1º., 2016
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