Terca, pienso en lo de siempre... Que el silencio es
cómplice, que la memoria y el olvido son como cadáveres convenientes para la
mayoría de los mansos; pienso en las crónicas narradas en tantos libros
antiquísimos en los que, en su mayoría y de forma tácita, hablan de la ley de
los ciclos por los que ha pasado la raza humana; pienso también en los golpes
de pecho y en el alimento y mimos que le damos a nuestros monstruos internos,
con escalofríos pienso en esos partos múltiples, porque, es desde nuestro pecho
que los lactamos y es desde allí mismo que nosotros con ellos, amancebados,
seguimos concibiendo y pariendo más y más de esos...
AQUÍ NO HA PASADO NADA
no existe más la hoja en blanco
ni los espacios entre líneas
la tinta es invisible y las palabras mudas
hay solo una mortaja donde todos son uno:
el llanto
la sangre y el silencio cómplice
mas aquí no ha pasado nada… nada es nada…
le dimos larga a la frase de “mentiras repetidas”
ahora desde los puntos cardinales
marchamos convertidos en metralla
el odio ondea mil banderas
y mil dioses ríen de ellas
y las fronteras benditísimas
tan abundantes de patrias
son dehesas con sus rebaños gordos
¡qué graciosas alambradas!
desde mi antiguo oficio
conjuro:
¡se apaguen la Luna y el sol
y en paz descansen todas las sombras
se diluyan uno en el otro
Oriente y Occidente! ¡así sea!
(este conjuro funcionará cuando la paz sea de carne y hueso
con miel leche y sangre corriendo pos su venas)
almr.-
nov 14, 2015
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