Todos desfilaban al son de los
compases que indicaba el jefe, era sórdida la tal señal, así mismo el sonido que escuchaban de sus
pasos cansados de Eternidad; cada uno, con hambre, recordaba algún borde de sus
anhelos. Entre paso y paso, lanzaban frases que les aflojaba un poco el nudo
encarnado en sus gargantas. Decían:
—Haya luces y sombras sobre
nuestra propia sombra... escondamos miedos y oscuridades debajo de violetas
blancas
—Mezclemos en nuestro ser Tiempo y
Espacio para abrir la puerta…
—Bebamos de aquella copa para
ahogarnos en lo profundo de los caminos
—Agarremos nuestros sueños y
cabalguemos sobre sus lomos hasta fundirnos con el viento (si es que existe)
—No miremos hacia atrás ni hacia
los lados, vámonos caminando al frente con los ojos puestos dentro de nosotros
mismos
—Hay una mesa servida pero, no es
para nosotros, en ella solo se sirven los que tengan en las venas tinta de
color azul y sean hijos de las musas
—Hay una casa confortable, sin
techo, sin piso, sin paredes, sí tiene ventanas que siempre nos miran con los
ojos entornados
—Hay una enredadera que viene
desde los infiernos pasa por esta tierra y llega hasta los cielos, le florecen
lotos dentro de cada uno de nosotros
—Hay un ser dentro de nosotros que
nunca crece y siempre cree que está creciendo… ¡qué infante de color azul!
—Me quiere, no me quiere, me
quiere, no me quiere… ¡No! No seas tonto, se dice, me gusta, no me gusta…, me
gusta, me gusta… y todos ingenuamente, creemos
—Es hora de morir… ¡Muramos pues!
Pero, ¿para qué más muertes si hace tiempo estamos muertos? Ese sonido de
marcha que escuchamos hoy hace tiempo ha ocurrido, es algo parecido a la luz
que nos llega de algunas estrellas desaparecidas hace millones de edades… de
todo eso solo nos llega el cuento
Y, así diciendo, se disolvió la
bruma… los caminantes estaban en su memoria. El pobre viejo dormía en su
mecedora. Algún vaivén lo sacó de sí mismo y lo llevó a ninguna parte. Allá, a
lo lejos, detrás de sus recuerdos, los desiertos saboreaban algunos dátiles.
Ana Lucía Montoya Rendón
febrero 22, 2016
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