nada... nada... así...

explícame tu voz

desmenuza tu acento

dibújame tu alma

concrétame los que ves allá

vacíate... vacíate

almr.-


Tiemblo de dicha ante todas las imágenes de la Matria, me arroba lo bendito de su vientre... Patria... Patria... es duda... es una palabra continente de himnos, escudos, banderas y arrodillados... y desmanes. La Madre no quiere siervos sino libertades... la Madre es la Nación, es carne y huesos, y mamas llenitas de miel y leche, tiene llanto de alegría y miradas de ternura.

Almr.-

sustantivo abstracto: Inteligencia…

muy abstracto: Riqueza…

y más que abstracto… Valores

gracioso significado de inteligencia concreta = $

el más universal y concreto de los sustantivos: Pobreza.

Almr.-


viernes, 11 de marzo de 2016

COMO DECÍA UNA AMIGA, “VIENDO DAN GANAS” O, ESTAMPITA NAVIDEÑA




Hoy supe que, hasta la edad de seis años no fui infectada con festejos comerciales. No conocía de sonadas fiestas como Navidad, el día del padre o la madre, etc., solo sabía sin saber que de tanta vida, brillaba el campo y hasta hoy lo tengo en mi retina. No conocía el sabor de la muerte ni del llanto, no sabía de huérfanos ni de ciudades, sí tenía miedo del traqueteo de aquel viejo puente de madera sobre el Río Cauca cuando íbamos en carro a visitar a “mi mamita María Elena”, mi abuela materna; tenía miedo de pasar caminando los puentecitos de tablas sobre pequeños zanjones, por lo que siempre lo hacía gateando. Tenía mucho miedo de las sombras que bailaban sobre las paredes de bahareque de la casa en que nací, por ello me iba a tientas en la oscuridad a acostarme a los pies, sobre la cama de mis padres, creía no lo sabían pues jamás me regañaron ni sacaron de allí, tampoco supe a qué hora, tantas veces, me llevaría mi padre en sus brazos de regreso a mi cama. Sabía sin saber que había horas para levantarse, para ver ordeñar, para comer, para jugar con las hojitas crasas que parecían pollitos y gallinitas; sabía sin saber de la noche y sus murmullos, sabía recordar sin saber que mi memoria era muy buena y, justo hoy, por ella, por mi memoria, como tantas veces, he recordado mi primera infección y la reacción que tuve (solo hoy la he bautizado como debe ser: infección).



Era el primer diciembre después de la muerte de mi papá. Me habían trasplantado (desarraigado significa arrancado de raíz y, si es así, vale hablar de “trasplantar”) con mi madre y hermanitos, desde el campo a la ciudad porque sobre toda nuestra familia pesaba “orden de muerte” (era la época de la guerra partidista de nuestro país qu parece, jamás acabará). Como mimo mis primas me llevaron con ellas a hacer algunas compras. Qué bullicio. La gente iba y venía por las aceras, las vitrinas de los almacenes estaban colmadas de mercancías pero todo me era indiferente hasta que mi ojo clínico de niña divisó una muñeca y a su lado un armarito lleno de ropita colgada en pequeños ganchos… y, ¿para qué fue ver aquello? Ya no quise moverme de esa vitrina, no podían llevarme de allí, para colmos, no tenían dinero para satisfacer mi antojo. Enloquecí y las enloquecí. Lloré y pataleé. Mi berrinche fue apoteósico, alguna de mis primas aún lo recuerda. Finalmente “les llegó el aguinaldo” cuando lograron convencerme de que el “Niño Dios” esa misma noche, me traería lo que yo pidiera, así pudieron regresar conmigo a la casa. Al otro día encontré debajo de mi almohada, un muñeco como un bebé, vestido con ropita rosa. Yo estaba muy contenta, por eso cuando me preguntaban por el bebé, por “mi hijito”, les contestaba que tenía que estar acostada porque estaba “en dieta” que era como mencionaban el tiempo de cuarentena de una mujer parida… ¿cómo sabía aplicar esa frase? porque de muchas cosas ya sabía sin saber.



Aquella infección me dejó un sabor amargo porque desde esa edad supe que no se le debe pedir nada a ese “cuento navideño”. Crecí desentendida de regalos. No me hicieron falta. Sé que a mi mamá le encantaba la navidad por el significado espiritual que para ella tenía. No había dinero pero ella vivía agradecida y bendecía por todo. Crecí inventando la decoración navideña con lo que hubiese y sin quejas, así la he preparado hasta el día de hoy.



Ana Lucía Montoya Rendón

Diciembre 5, 2015.

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