No paro el cotorreo, sobre todo
cada vez que se festeja una fecha, y hoy, una muy sonada, sobre todo por la
connotación que tiene para nosotras, las mujeres, género esclavizado en todo
sentido y durante milenios, en este planeta.
No nacemos por generación
espontánea, ni como tantos, podemos perpetuar la raza sin la colaboración de
otro de nuestra especie —aunque sea "in vitro" necesitamos de ese
otro gameto—, como lo hacen algunos del reino vegetal o animal, sin olvidar que
somos subespecie de este último.
En este hoy que debería ser
eterno, tomémonos de las manos, hombres y mujeres, entendamos que no somos
diferentes sino afines, comprometámonos a lograr que los días sean de pleno
gozo, de celebración de la vida. Cada uno, en cada plano de consciencia (el
físico, el emocional, el mental, el intuitivo), contenemos, en proporciones
distintas la esencia de lo femenino y lo masculino y, más allá, en la cúspide,
en el mundo de lo arquetípico, está Ese Súper Ser que nos contiene, sin
diferenciarnos, incluyendo los pares de opuestos, y entre ellos, a lo femenino
y lo masculino, hechos Uno.
Felicidades a la Pura Esencia que
nos habita.
Ana Lucía Montoya Rendón
marzo 8, 2016
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