1.
¡Hay tanta ortodoxia! Hasta para partir el pan y recoger las
migajas, para mirar con un ojo o cruzar la pierna, para subir al carro o bajar
las escaleras… para escurrir el llanto del pañuelo o amarrar los cordones de
los zapatos. Nos someten con métodos para orar, para meditar, para elegir verdugos
políticos o religiosos, para sentarnos a la mesa, para amar…Por generación
espontánea surgen manuales que nos muestran cómo debemos hacer lo que nos
compete. Muy pocos crean su propio método para hacer las cosas y, si lo
hicieran, la mayoría no lo ajustaría a su manera de hacer y ser porque nada
cuestiona ni se entrega al gozo de sí mismo, menos aún si un pontífice de turno
no bendice sus rumbos, sus pasos y su viaje. Solo a través de manuales creen
entender qué es albedrío o discernimiento y qué llevar puesto.
A pesar de esos corsés se sabe que, en muchos lados existen
manuales con alas pero, no todos los buscan. Son esos manuales los que nos
enseñan cómo aprender la música que canta el viento y cómo usar el calor con
que se calientan las almas, son manuales que contienen las fórmulas que
“dividen sin separar” en colores y sonidos los rayos del sol, de la luna y las
estrellas . Los manuales con alas están escritos en el pecho y las espaldas de
la Vida y, si leyéramos allí con los ojos cerrados y el corazón abierto,
surgiría en nosotros y sin darnos cuenta, la verdadera experticia.
2.
¿Qué soy? ¿Quién o qué eres? —pregunta la sombra a su sombra
y, solo mediando el pequeñísimo instante que hay en la punta del instante, la
sombra inquisitiva se volvió alma de sus preguntas.
3.
Hay gente cantándole al río, a la montaña, a la mirada de los
niños, a la fildelidad de los perros, a las caricias del amante, a los zapatos
viejos, al triqui, al tute, al vacío, al tiempo, a la sabiduría, a la picardía,
al sol, a la luna, a las estrellas, a la magia, a los cabellos… Hay gente que
canta muy bien y su canto vuela, vuela rutas y palomas; hay otros que creen
cantar y su canto, como piedra, cae desde la altura de sus ombligos al fondo
del foso porque solo gesticulan remedos de voces.
4.
Desde hace varias vidas un discurso sin eco cabalga sobre el
lomo de palabras muertas. Desde hace varias vidas otro discurso es acariciado
en el vientre de La Vida para arrullar a la ternura. Desde hace varias vidas,
La Vida quiere parir en rosa pero, no hay cuna rosa ni nanas rosa, solo hay
frazadas de frío tejidas con ojos y oidos cerrados.
5.
Hace falta escribirte en el pecho y la espalda, en la frente
y en la boca, en el vientre, en las manos, en tu mente y en tu alma… hace falta
ver la expresión del Universo columpiada en tu sonrisa… hace falta, ¡tanta
falta!
Ana Lucía Montoya Rendón
enero 26, 2016
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