A través de siluetas del ayer leí caminos,
sobre ellos dibujé las miradas de mis hijos, sus risas, sus alegrías y
tristezas, estampé sus pasos y los míos, nuestros tropezones y caídas. Sí, en
cruz caímos miles de veces sobre las lecciones,
quizás mal aprendidas. Anotamos en miles de hojas de un mismo cuaderno muchas
experiencias ocultas entre líneas; aún desangramos los puños y los pies,
rayamos las paredes del túnel, tratando de no caer más.
Ese
sin fondo que ha atajado nuestro aire, que nos conduce a lo más profundo de los sueños,
ha columpiado nuestras esperas en algún cuarto de luna.
Ana Lucía Montoya Rendón
abril 8, 2016
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