¡Alerta!
Agrede con fuerza una nueva pandemia, peor
que la peste negra, que la peste bubónica, que el VIH, peor que un cataclismo…
esta es la delfinitis cancerosa. Venía creciendo silenciosamente desde la
antigüedad, sin embargo, debemos aceptar que hemos sido nosotros, la base
social, el pueblo raso, quienes la hemos fomentado recibiendo de los
politiqueros, diestros o zurdos, de vez en cuando, un tamal o alguna lata de
zinc. Ahora lo único que podremos hacer para salvar, aunque sea el honor, es
quemar el rancho… y largarnos, ¿dónde? pues aunque sea hacia ninguna parte,
pero irnos ya (y, lo más cruel de todo, que eso es lo que los demonios hace
tiempo quieren que hagamos). No nos libraríamos de ellos ni aunque hiciéramos
mil veces el signo de la cruz, esa plaga nunca se va porque se prolonga ella y
sus abusos a través de sus vástagos que actúan igual o peor que sus
progenitores.
Ana Lucía Montoya Rendón
abril 7 de 2016
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