1.
qué el silencio baile y haga malabares en
los labios de leche y la cobardía no doblegue la libertad ni la inocencia
2.
la indefensión en los ojos del niños corría
sin caballitos de palo, sin rondas, sin muñecas de trapo, sin sonrisas de
caramelo, sin cuentos de ratones, de queso y de gatos
en estampida corría y con ella galopaban sus heridas adelantándose
varias vidas al dolor de sus sombras
despavoridas creían huir a ese país hecho de
algodones de azúcar blanco, mientras, la Madre enviaba ángeles con cestas
llenas de flores para sanarles los ojos, los oídos y la boca, para suturar cortes
profundos en su piel y alma, para acunarles en algún pecho blando sus sueños enanos
con tamaño de penas de adultos
3.
cómplice de la tristeza, el silencio, dejó
morir el brillo en sus ojos
no hay más luz en sus pupilas solo les queda
el color de la sangre hirviendo de pura rebeldía
4.
ante el canto sordo, las palabras y las caricias
blancas quedaron negras sin poder ser ni estar
con tinta de calamar escriben porque con su
sangre no pueden
sus venas están secas
las desecaron la falta de amor y la ternura
5.
calentar un nido sin ángeles ¿para qué? si
jamás habrá vuelos ni con sus plumones calentaremos el alma ni con sus remeras escribiremos
nanas o cuentos de hadas
ana lucía montoya rendón
agosto 21, 2015
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