1.
no dejen que la ira peine sus cabellos
ni haga trenzas con sus huellas…
hurguen recuerdos en sus poros
para ver dónde quedaron las semillas
y el ondeo blanco de todos sus pendones
despercudan de su alma el sonido de las balas
y amputen de una vez el miedo de su yegua…
la pobre... pajarera
hace mucho
su humor y amaneceres
—amanecer… concepto iluso—
son oscuros
e incoloro el manto de azahares
de aquel cafetal dolido
2.
aunque infante entendía de tajos
de ojos abiertos
de ataúdes
y costuras diagonales…
conocía de penas
de sangre y risa secas
de trinos de luto
y mariposas negras
sabía que el ordeño
nunca más sería rítmico y sonoro
ni la postrera tendría copetes de sueños
ni vería más el verde
ni la mañana
coronados de rocío
¡qué borroso el sabor de ese último tetero!
3.
en sus manos no caben las imágenes
ni el cuerpo frío del tiempo transcurrido
sin esperanza duerme
y dormirá con los ojos abiertos
porque eterna es su vigilia
siempre agónica… y cansada
ana lucía montoya rendón
julio 27, 2015
... ... ...
Día sábado, quizás a las 6:00 a.m., 22 de agosto de 1959, lo fueron
.
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